Ante la llegada de alimentos al organismo estos se procesan, se digieren y se libera al torrente sanguíneo aminoácidos, ácidos grasos y glucosa, la principal fuente de energía del cuerpo.
Es allí cuando la insulina se libera a la sangre para permitir que cada célula obtenga su sustrato energético, es decir, para que la glucosa pueda ingresar a las mismas ya sea para almancenarse o para usarse de inmediato como fuente de energía.
Lo importante para adelgazar no es sólo lograr un déficit calórico mediante una dieta de buena calidad, sino también, conservar un organismo funcionando en perfectas condiciones.
Para que nuestro metabolismo no resulte severamente afectado es fundamental aprender a controlar los niveles de insulina para que cada célula pueda obtener energía cuando la necesite y no existan picos de glucosa.
Para evitar picos de glucosa y consecuentemente picos de insulina que con el tiempo pueden ocasionar una resistencia a la acción de esta hormona o una reducción en la sensibilidad a la insulina, nuestros hábitos son de gran ayuda.
Es importante llevar una vida saludable compuesta por: Dieta saludable y Ejercicio físico.
En el marco de una alimentación equilibrada, escogeremos alimentos y preparaciones de baja carga glucémica, ricos en fibra y libre de harinas refinadas o azúcares añadidos.
Las fuentes de hidratos más sanas serían entonces granos enteros, legumbres, frutas y hortalizas varias acompañadas de otros alimentos de calidad que ofrecen nutrientes como proteínas, grasas, vitaminas y minerales.
Las dietas ricas en ácidos grasos monoinsaturados favorecerían el control de los niveles de insulina y la sensibilidad a la misma.
La ingesta de fuentes de grasas sanas como aceite de oliva extra virgen, frutos secos y semillas, pescado azul, aceitunas, aguacate y legumbres oleosas como cacahuete o soja podrían ser favorables para controlar la insulina en nuestro cuerpo.
El ejercicio físico regular incrementa la sensibilidad a la insulina, vuelve más efectivo el músculo para aprovechar la glucosa y también para oxidar grasas, siendo por ello clave para perder peso.
Según algunos estudios, el entrenamiento con pesas mejora notablemente la sensibilidad a la insulina y podría ser incluso de mayor ayuda en este sentido que el ejercicio aeróbico.
Lo principal es realizar una actividad que podamos sostener en el tiempo. Incluso una caminata a intensidad moderada puede ser de gran ayuda.
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