Ir al contenido principal

Esto es lo que le ocurre a tu cuerpo y a tu físico si dejas de beber alcohol según la ciencia...!!!


Beber alcohol puede ser divertido. A veces es un mero acto social. Pero sus consecuencias pueden ser más en número, y más graves, de lo que pensamos. No, no existe ninguna cantidad de alcohol segura para la salud. Y dejar de beber tiene numerosos beneficios. Por eso, si bebemos, al menos, que sea sabiendo lo que nos perdemos (o no). ¿Qué te ocurre cuando dejas de beber alcohol?

Mejoramos el descanso

Existe una relación comprobada entre la calidad del sueño y la consumición de alcohol: y no es buena. Beber reduce las horas y la profundidad del descanso. Hace que nos despertemos más veces, que nos cueste entrar en sueño profundo y que estemos inquietos.



Tiene todo el sentido del mundo, pues actúa como un neurodisruptor. Hay muchas cosas que no sabemos sobre el sueño, pero está claro que el mecanismo cerebral debe estar en buenas condiciones para poder entrar y salir de él adecuadamente. Dejar de beber, según se ha comprobado, es una apuesta segura para mejorar nuestro descanso.

Controlamos mejor la vejiga

El alcohol es un inhibidor de la "hormona antidiurética humana", o ADH. Esta se encarga de recuperar agua en los riñones, de manera que se use para excretar la necesaria y no más. Al no funcionar la ADH, perdemos más agua y la vejiga se llena mucho antes. Esta es la razón de que beber nos dé enormes ganas de miccionar (y de que la orina sea transparente, ya que la concentración de urea y otras sustancias de desecho es menor).

No beber alcohol, cuando estamos de fiesta, nos permite controlar las escapadas al baño. Pero, además, a la larga, nos evitará sorpresas desagradables, como el cáncer de vejiga, relacionado con un mayor consumo de esta sustancia. En definitiva, beber menos es igual a una vejiga mejor.

Acumulamos menos grasas

Esto tiene varios sentidos. En primer lugar, el alcohol es muy energético. Sus moléculas se transforman por la enzima alcohol deshidrogenasa en acetato. Esta sustancia, a su vez, se convierte en Acetil CoA, la misma que actúa en la degradación del azúcar en la respiración celular. Si tenemos un exceso de Acetil CoA, se reduce la quema de azúcares (por equilibrio químico), lo que hace que se acumulen más fácilmente.
Sin alcohol, mejoras el metabolismo catabólico (encargado de quemar azúcares y grasas para generar energía), reduces la acumulación de materia grasa en el hígado y ayuda, en general, a que tu cuerpo gestione mejor los balances energéticos. Además, existen varios estudios que indican que el alcohol se relaciona con una mayor ingesta.
Esto se traduce en más calorías, y más acumulación de grasa. Los mecanismos no están del todo claros: tal vez sea una cuestión de inhibición, cultural, social o fisiológica... pero la evidencia muestra que el alcohol nos hace comer más y peor. Esto, por supuesto, ayuda a acumular más y más grasas.

Estaremos menos hinchados

Otra cuestión es la hinchazón. El alcohol es un vasodilatador, lo que ayuda a que ciertos tejidos se irriguen más. En ocasiones, pueden formarse pequeñas petequias, roturas de vasos capilares (que forman manchitas rojas). Todo esto ayuda a que se hinchen los tejidos.
Por otro lado, afecta a la digestión, que se hace más pesada, lenta e ineficiente. Nuestro sistema digestivo se llena de gases que no escapan tan fácilmente. El resultado es un cuerpo más hinchado y molesto. Y eso es solo lo que se ve.

Maximizamos nuestra nutrición

Y no solo porque somos más conscientes y comemos mejor. El alcohol estropea el epitelio digestivo y mata parte de la microbiota (mal llamada flora intestinal). Esto provoca que los nutrientes se absorban peor. Uno de los problemas del alcoholismo es la desnutrición debido a la falta de algunos nutrientes, que no son asimilados. Dejar de beber es maximizar nuestra nutrición.

Olemos mejor

Existe un mito sobre eso de "sudar el alcohol". No, no es cierto. La cantidad de alcohol que se puede excretar por la piel es nimia. Sin embargo, es más que suficiente para estropear nuestra biota (el ecosistema de microorganismos) de la piel, la composición de nuestras glándulas sebáceas y otro sin fin de los delicados mecanismos que componen nuestro complicado olor corporal. Eso por no hablar del aliento.



Estaremos más calmados y relajados

El alcohol nos vuelve más agresivos e impulsivos. Es un efecto conocido como "túnel de alcohol". Se debe a que inhibe en parte a nuestro sistema de control haciendo que solo veamos "lo que tenemos delante" y no las consecuencias "periféricas". No evaluamos bien el peligro ni sus consecuencias. 
También trastoca parte de nuestro sistema consciente y deja al sistema límbico, también conocido como nuestro "cerebro primitivo", campar a sus anchas. Si no bebemos, mantenemos mucho mejor el control y la calma.
Disminuimos el riesgo de cáncer
Una de las relaciones mejor establecidas es la del consumo de alcohol y el cáncer. Sabemos que esta sustancia es responsable (directa o indirectamente) de una mayor incidencia de cáncer de colon. Como ya hemos dicho, no existe ninguna cantidad de alcohol segura, por lo que eliminarlo de nuestra dieta es una manera de alejarnos del cáncer.
Nuestro corazón funcionará mejor
El alcohol, además, también se relaciona con un elenco de enfermedades relacionadas con el corazón: desde las arritmias a los infartos, pasando por cardiomiopatías diversas o la hipertensión. Sin alcohol, nuestro corazón funciona mejor, responde mejor y aguanta mejor.

Funcionamos mejor en la cama

Otra relación conocida es la del alcohol y el sexo. Como vasodilatador y disruptor neuronal, el alcohol puede impedir un buen funcionamiento íntimo. De hecho, puede provocar la ausencia del orgasmo o, incluso, la impotencia sexual, además de la falta de apetencia, etc. Aunque muchas personas creen que con el alcohol las relaciones de este tipo son mejores, en realidad nuestra fisiología está en contra: sin alcohol, el sexo es mejor.


🍓http://bit.ly/CuidarseFacebook🍓
🍏http://bit.ly/AsesoraVidaSaludable🍏

Comentarios

Entradas populares de este blog

Intolerancia a la Lactosa, al Gluten, a la Fructosa y al Sorbitol...!!!

Sorprendente a que si...??? Había oído todo esto por separado, pero no junto. Por eso mismo he querido escribir este articulo.  Mi preocupación y la de mi equipo "The Butterfly Team" por llevar una Vida Saludable y ayudar con recetas, productos y nuestro apoyo.  Para todos aquellos que no sepáis del tema primero quiero explicar un poco cual es el motivo de estas intolerancias. La intolerancia a la fructosa es la mala absorción de la fructosa debida a una dificultad para metabolizarla en el intestino. La fructosa que no se asimila en el intestino delgado pasa al grueso donde causa flatulencia y otras molestias. La  fructosa es un monosacárido que forma junto a la glucosa del azúcar común y que se encuentra de forma natural en frutas, verduras, cereales, caña de azúcar, miel y en pequeñas cantidades en algunas hortalizas. Actualmente la fructosa se utiliza como edulcorante artificial y está presente en muchos más productos alimentarios y medicament...

Ensalada de Patatas y Verduras con Pollo

❇Ahora que ya empieza el calorcito, te traigo una ensalada para tomar fresquita y cargada de nutrientes ➡ Ideal para un picnic de verano o para familias numerosas❇ 🔹ENSALADA DE PATATAS Y VERDURAS CON POLLO🔹 Ingredientes : (Para 8 personas) ▪300 gr de zanahorias en trozos 🥕 ▪400 gr de agua 💧 ▪2 cucharaditas de sal (al gusto) ▪300 gr patatas en trozos pequeños🥔 ▪300 gr de judías verdes (2-3 cm) ▪150 gr guisantes congelados ▪350 gr pechuga pollo sin piel en dados (1-1,5 cm) ▪1/2 cucharadita de pimienta molida (al gusto) ▪250 gr lechuga iceberg ▪20 gr zumo de limón recién exprimido🍋 ▪10-15 gr de hierbas frescas variadas (cebollino, perejil, eneldo...) Preparación : 1 Trocea las zanahorias y ponlas en una ensaladera 2 Hierve las patatas y las judías verdes en agua con un poco de sal 3 Sazona el pollo con sal y un poco de pimienta molida 4 Cocina el pollo al vapor 5 Corta la lechuga en juliana y añádela a la ensaladera junto con las zanahorias y reserve 6 Una vez hecho ...

En verano... ¡aliméntate bien!

Con el calor, el cuerpo nos pide comidas ligeras y fresquitas. Podría ser una ventaja para llevar una dieta sana, porque comer bien en vacaciones es posible. Con 35 grados a la sombra puede que no tengas ganas de comer. Y mucho menos de pasarte toda la mañana en la cocina. El estilo de vida más reposado y libre de estrés del verano, y las altas temperaturas, hacen que nuestro organismo necesite menos energía para funcionar y, por lo tanto, el apetito disminuye. Olvidarse de la rutina, ser flexible con los horarios y tener manga ancha con algunos caprichos forma parte del disfrute de la estación, pero es posible hacerlo sin perder el norte.  Variedad en los colores (rojos, naranjas, verdes…), ligereza en las técnicas de cocción y frescor: agua, mucha agua, y alimentos con alto poder hidratante… Apuesta por los productos de temporada.  La naturaleza es sabia y nos da cada temporada lo que necesitamos. «Los pilares de la alimentación veraniega son verduras, hortalizas y frutas fr...